La verdadera situación problemática que depara el "lenguaje jurídico" no es su complejidad, sino su incapacidad para asumirse a sí mismo como formando parte de un conjunto sistémico de signos mediante los cuales los seres humanos se comunican. La invocada lejanía con los justiciables no radica en el difícil acceso que plantean sus pretendidos giros, sino en el dogmático encapsulamiento de un pensamiento que no logra conjugarse con otros saberes en la tarea ímproba de la comunicación, como consecuencia de la pobreza intrínseca de los razonamientos del emisor.
Si la democracia vivía tensiones antes de la pandemia, las elecciones posteriores demostraron el divorcio de las coaliciones de gobierno entre sí y, sobre todo, de las sociedades