Giesenowt ransformó esa adversidad, en energía positiva, que hoy le permite llevar una vida normal, intensa y con grandes desafíos como el de escalar el Aconcagua e intentar participar de los Juegos Paralímpicos 2020 de Tokio (Japón).
EL ACCIDENTE, enero de 2015
Pablo Andrés Giesenow, de 35 años, chocó contra un guardarrail de la ruta, en el kilómetro 361 de la ruta 35, en cercanías a Winifreda. Fue trasladado al hospital Lucio Molas y sufrió la amputación de ambas piernas.
El siniestro vial se produjo pasada las 20 horas, cuando perdió el control tras pasar por un charco formado en el asfalto. Fué trasladado hasta el hospital Lucio Molas, donde permaneció internado en grave estado.
Los médicos y bomberos de Winifreda cortaron la puerta del auto para rescatarlo. Al momento del accidente llovía copiosamente sobre la ruta y el herido le dijo a la policía que perdió el control del Astra tras pasar por un sector con agua acumulada sobre la cinta asfáltica, dato que deberán confirmar las pericias.
Al chocar contra el guardrrail, el metal se metió por debajo del parante del automóvil y afectó las piernas del conductor, que luego fueron amputadas.
LA VIDA CONTINÚA, 30 días después
A los 15 días del accidente ocurrido en una ruta de La Pampa cuando viajaba desde Córdoba a Santa Cruz para visitar por sorpresa a su padre, volvió de alta a su casa y al mes ya estaba trabajando en su estudio jurídico, ayudado con la movilidad de una silla de ruedas y afrontando las barreras por la falta de accesibilidad, tanto en la infraestructura pública como privada.
También comenzó a concurrir a centros de rehabilitación y en septiembre de 2015 obtuvo su primera prótesis (botas para caminar), a las que se adaptó rápidamente. Luego siguió progresivamente con prácticas de caminatas, correr, andar en bicicleta, jugar al fútbol y nadar.
"Necesitaba estar en forma físicamente y mentalmente tener ocupado el mayor tiempo posible", sostuvo al manifestar que su estrategia era mantener el "equilibrio físico y psicológico" para poder trazar y trabajar en los objetivos sin que la adversidad sea un obstáculo.
También comenzó a concurrir a centros de rehabilitación y en septiembre de 2015 obtuvo su primera prótesis (botas para caminar), a las que se adaptó rápidamente. Luego siguió progresivamente con prácticas de caminatas, correr, andar en bicicleta, jugar al fútbol y nadar.
"Necesitaba estar en forma físicamente y mentalmente tener ocupado el mayor tiempo posible", sostuvo al manifestar que su estrategia era mantener el "equilibrio físico y psicológico" para poder trazar y trabajar en los objetivos sin que la adversidad sea un obstáculo.
“El combustible humano enciende mi motor y me ayuda cada día”, sostiene el abogado cordobés
LAS RELACIONES HUMANAS, muy importante
Apoyado y ayudado por su entorno familiar (sus padres, su novia y sus dos hijas), por amigos y compañeros de trabajo, comenzó a contactarse con personas en situaciones similares, a plantearse nuevos desafíos como el de competir en maratones locales, y con prótesis especiales adaptadas para cada una de las disciplinas deportivas.
El año pasado, tras distinciones que le dieron la Municipalidad de Córdoba y el Senado de la Nación, se vinculó a otras personalidades e instituciones y surgió la invitación del Summit Aconcagua para integrar el grupo que a mediados de febrero intentará escalar los 6.992 metros del Aconcagua y plantar la bandera de los Juegos Olímpicos de la Juventud Buenos Aires 2018.
La meta más ambiciosa de Gliesenow es llegar a los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020 para ser el único argentino en competir en triatlón.
"Trabajo para ese sueño", remarca.