Roger Penrose fue galardonado por descubrir que la formación de agujeros negros "es una predicción robusta" de la teoría general de la relatividad. A Reinhard Genzel y Andrea Ghez le concedieron la otra mitad del premio por hallar un objeto compacto supermasivo en el centro de nuestra galaxia.
Tres científicos obtuvieron el martes el Premio Nobel de Física por mejorar nuestra comprensión de los agujeros negros y uno de los misterios de nuestra galaxia.
El británico Roger Penrose recibirá la mitad del premio "por el descubrimiento de que la formación de agujeros negros es una sólida predicción de la teoría general de la relatividad", según explicó la Real Academia de las Ciencias de Suecia.
El alemán Reinhard Genzel y la estadounidense Andrea Ghez compartirán la segunda mitad "por el descubrimiento de un objeto compacto supermasivo en el centro de nuestra galaxia'', añadió Goran K. Hansson, secretario general de la institución.
El lunes, el comité del Nobel concedió el de Medicina a los estadounidenses Harvey J. Alter y Charles M. Rice, y al británico Michael Houghton por descubrir el virus de la hepatitis C, que destroza el hígado.
Los ganadores en las demás categorías -Química, Literatura, Paz y Economía- se darán a conocer en los próximos días.
Agujeros negros
El Nobel de Física celebra "uno de los objetos más exóticos del universo", los agujeros negros, que se han convertido en un elemento habitual de la ciencia ficción y los hechos científicos, y donde el tiempo parece haberse detenido, señaló el comité de científicos del Nobel.
Penrose demostró gracias a las matemáticas que la formación de agujeros negros era posible, basándose principalmente en la teoría general de la relatividad de Albert Einstein. Genzel y Ghez observaron el polvoriento centro de nuestra galaxia, la Vía Láctea, donde estaba ocurriendo algo extraño, con varias estrellas moviéndose alrededor de algo que no podían ver.
Se trataba de un agujero negro. No uno ordinario, sino uno supermasivo, con cuatro millones de veces la masa de nuestro sol.

Ahora los científicos saben que todas las galaxias tienen agujeros negros supermasivos.
Es habitual que varios científicos que trabajaron en campos relacionados compartan el premio. El año pasado se concedió al cosmólogo canadiense James Peebles por su trabajo teórico sobre los primeros momentos tras el Big Bang, y a los astrónomos suizos Michel Mayor y Didier Queloz por descubrir un planeta fuera de nuestro sistema solar.
Penrose es un físico matemático británico y profesor emérito de Matemáticas de la Universidad de Oxford. Es reconocido por su trabajo en física matemática, en particular por sus contribuciones a la teoría de la relatividad general y a la cosmología.
Según el comunicado de la Aacdemia de Ciencias de Suecia, Roger Penrose utilizó ingeniosos métodos matemáticos en su demostración de que los agujeros negros son una consecuencia directa de la teoría general de la relatividad de Albert Einstein.
El mismo Einstein no creía que los agujeros negros realmente existieran, esos monstruos superpesados que capturan todo lo que entra en ellos. Nada puede escapar, ni siquiera la luz.
En enero de 1965, 10 años después de la muerte de Einstein, Roger Penrose demostró que los agujeros negros realmente se pueden formar y los describió en detalle; en su corazón, los agujeros negros esconden una singularidad en la que cesan todas las leyes conocidas de la naturaleza. Su artículo innovador todavía se considera la contribución más importante a la teoría general de la relatividad desde Einstein.