Casi de manera simultánea, mientras las columnas de las centrales obreras ingresaban a Plaza de Mayo en reclamo por la política de Macri y el ministro de Trabajo se reunía con los gremios que seguían los preceptos de Gerónimo “El Momo” Venegas, el presidente dio la primera respuesta a los pedidos sindicales y mandó a que le pidieran la renuncia a Scervino, hombre de José Luis Lingeri (jefe del gremio de los trabajadores de Aysa), que también prestó servicios a Camioneros y la UOM.
Lo cierto es que la Superintendencia tiene un presupuesto anual de unos 7.000 millones, y entre los programas que controla está el giro de los pagos de la Administración de Programas Especiales, que financian los tratamientos de enfermedades con métodos costosos que deben atender las obras sociales. Y, a pesar de que Scervino esta siendo cuestionado dentro del Gobierno, a los dirigentes sindicales les resultó significativo que la decisión se haya tomado el día de la marcha.
En tanto, mientras la decisión de Macri aún no se había hecho pública, el mandatario calificó a la movilización como "una pérdida de tiempo", ya que "no nos lleva a ningún lugar". "No hay que poner la energía en movilizarnos a no sé qué, como hace unas horas veíamos", argumentó el jede de Estado y afirmó: “Hemos resuelto el tema de la reparación histórica, una parte del impuesto a las ganancias, problemas que tenían las obras sociales".
Y en este último ítem fue donde decidió intensificar su postura, ya que se refirió al acuerdo que anunció hace un año, cuando devolvió a las obras sociales 2.700 millones de pesos de los 29.000 millones del Fondo Solidario de Redestribución (FSR). Scervino llegó al Gobierno el 18 de diciembre de 2015 y por su trayectoria se desempeñaba como director médico de la obra social de los trabajadores de Obras Sanitarias, al tiempo que integraba el comité de expertos que asesoran a la CGT sobre temas de seguridad social.