La Policía de la Ciudad y la Unidad Fiscal Especializada en Materia Ambiental (UFEMA) detectaron en una inspección que en una clínica privada del barrio de San Nicolás había siete cadáveres en estado de descomposición. Los cuerpos estaban en una especie de cámara sin refrigeración alguna.
Personal de la Policía de la Ciudad supo que en la clínica, ubicada en Lavalle al 1600, emanaban olores fétidos, por lo cual dio intervención a la fiscalía. La clínica funcionaba pese a tener una clausura vigente desde el 21 de setiembre del año pasado.
De esta forma, el fiscal a cargo, Hernán Biglino, ordenó la inspección, que se llevó a cabo horas después, hallando siete cadáveres en descomposición en una especie de cámara que funcionaría como morgue sin refrigeración.
En la inspección se comprobó que los malos olores llegaban desde el sector donde depositaban los cuerpos y por las condiciones de mantenimiento. El óbito más antiguo databa de más de un mes.
La fiscalía dispuso el cese de la actividad de la clínica a partir de una clausura preventiva del lugar donde fueron hallados los cadáveres, previa constatación de las causales de las muertes y la documentación pertinente.
Uno de los cuerpos fue retirado por familiares, en tanto los otros fueron derivados a otras morgues de la Red Basa.
Fuente: MinutoUno