En el encuentro de ida, jugado en la tarde del sábado en Wellington, se había registrado un empate sin goles.
El equipo dirigido por el argentino Ricardo Gareca cumplió la ilusión de un pueblo por demás futbolero que colmó las cabeceras del estadio Nacional de Lima, con 43 mil almas que vibraron con un partido redondo del elenco sudamericano.