En los mismos términos se pronunció hoy un portavoz del norcoreano Comité de Reunificación, citado por la agencia oficial KCNA. "Las fuerzas títeres de EEUU y Corea del Sur afirman que el simulacro planeado será 'el más grande jamás realizado, destinado a destruir 700 objetivos, incluidas instalaciones nucleares y bases de misiles' y que servirá como 'presión máxima' sobre el norte. El ejercicio que simula una guerra real se realizará en un momento en que el presidente Trump se está volviendo loco", destacó el funcionario no identificado a la agencia. "El ensayo de guerra es solo una grave provocación que dejará la ya aguda situación en la península de Corea al borde de una guerra nuclear".
Medios surcoreanos han mostrado imágenes del fabuloso potencial bélico exhibido en el sur con unas maniobras destinadas a "mejorar la eficacia en el combate" de la alianza entre Seúl y Washington. Las naves movilizadas incluyen seis F-22 Raptors, los más avanzados aviones invisibles norteamericanos, que en caso de conflicto armado se espera que jueguen un papel primordial a la hora de atacar objetivos norcoreanos, dado que se cree que el sistema de defensa antiaéreo del pequeño país estalinista no está preparado para detectarlos. Sin embargo, el diario Rodong Sinmun, en su habitual estilo desafiante, escribió que los "sigilosos luchadores de los que tanto presumen los enemigos no escaparán a su destino, como si fueran polillas".
Además, seis F-22, seis F-35, seis EA-18G, y una decena de cazas F-15C y F-16 participarán en los ensayos militares. En total, 12.000 uniformados de ambos países participan en unas maniobras que durarán cinco días y en las que también se emplearán bombaderos B-1 y aviones equipados con sistemas de advertencia y control aerotransportados E-3 (AWACS) desplazados expresamente para estos juegos de guerra.
Aunque las maniobras siguen un calendario previsto, el momento no puede ser más preocupante, cinco días después del ensayo de un misil balístico intercontinental norcoreano capaz de alcanzar cualquier punto del territorio continental norteamericano que ha disparado todas las alarmas y ha calentado la retórica belicista.
El sábado, el Ministro de Exteriores de Pyongyang ya había advertido de que el presidente Donald Trump "está suplicando una guerra nuclear" mediante lo que calificó de "apuesta nuclear extremadamente peligrosa" en la península coreana. El mismo día, el asesor de Seguridad Nacional norteamericano, Herbert McMaster, aseguró durante una conferencia pronunciada en California que las posibilidades de una guerra con Corea del Norte crecen a medida que pasan los días. "Creo que aumentan cada día, lo cual implica que estamos en plena carrera para resolver este problema", aseguró. "Hay formas de afrontar este problema además del conflicto armado, pero es una carrera contrarreloj porque se acerca cada vez más y no nos queda mucho tiempo", afirmó.
El senador republicano Lindsey Graham aseguró en declaraciones a la CBS que los rápidos avances en tecnología militar de Corea del Norte acercan el escenario de una guerra preventiva, ya que "se nos está acabando el tiempo", recomendó que no se envíe a personal no imprescindible a Corea del Sur e incluso sugirió una evacuación del personal no prescindible. "Hay que parar de enviar familiares. Creo que es el momento de sacar a los familiares de soldados americanos fuera del Corea del Sur".