Los vencejos, unas aves fascinantes
Los vencejos pasan toda su vida en vuelo y solo se detienen para reproducirse, por ello están muy adaptados al vuelo, porque pueden pasar 10 meses seguidos surcando el cielo sin parar. Duermen en vuelo y ni siquiera parar para comer ni para descansar.
Recorren miles de kilómetros buscando mejor clima en África donde pasan todo el invierno hasta que regresan a Europa en primavera y verano, estableciéndose en las ciudades para reproducirse y sacar adelante a sus crías.
Su alimentación es totalmente insectívora, por ello son muy valiosos para mantener a los insectos en niveles adecuados en las ciudades. Una sola de estas aves puede llegar a ingerir hasta 800 insectos al día, llegando hasta los 4 kilos al año que pueden ingerir una sola familia de vencejos, así que son potentes insecticidas naturales.
Los vencejos son fieles a sus lugares de cría y reproducción, pero al hacerlo en las ciudades, al volver del invierno, muchas veces se encuentran con dificultades que no esperaban, como destrucción de sus lugares de cría por reformas en los edificios, la contaminación en las ciudades o el uso de pesticidas.
Según SEO/Birdlife estos problemas se pueden solventar evitando hacer reformas en el exterior de los edificios durante la temporada de cría. Y también planificando, en la construcción de los nuevos, huecos o lugares donde puedan nidificar.
Teniendo en cuenta que estas aves son un indicador de salud de los ecosistemas urbanos y que realizan una simbiosis con el ser humano, es importante que se tengan en cuenta en la planificación de las ciudades.
El vencejo común vuela sin posarse durante 10 meses
Comprobado: el vencejo común permanece en vuelo ininterrumpido durante diez meses completos y sólo se posa dos meses para poner los huevos y criar a sus polluelos
El ornitólogo británico Ronald Lockley, fallecido en el año 2000 a los 96 años de edad, planteó la siguiente hipótesis hace casi cincuenta años: que, a excepción de la temporada de cría, el vencejo común (Apus apus) pasa la mayor parte de su vida en el aire. Por primera vez, unos investigadores de la Universidad de Lund (Suecia) han podido corroborar científicamente esta suposición, según ha revelado hoy dicha universidad. El vencejo común permanece en vuelo ininterrumpido durante diez meses completos y sólo se posa dos meses para poner los huevos y criar a sus polluelos. "Este descubrimiento amplía significativamente el conocimiento sobre la fisiología animal. Una fase de vuelo de diez meses es todo un récord, es lo más prolongado que conocemos en cualquier especie de ave", afirma Anders Hedenström, del Departamento de Biología de la Universidad de Lund.
Los investigadores han hecho un seguimiento de 13 pájaros individuales, en algunos casos durante dos años seguidos. Gracias a un nuevo tipo de registro de microdatos, acoplado al cuerpo del animal, han podido saber si los pájaros permanecían o no en vuelo, además de su aceleración y localización en todo momento. Los resultados han demostrado que algunos vencejos se posaban de noche durante períodos cortos, a veces durante una noche entera. Pero incluso estos pájaros pasaban en el aire más del 99,5% de los diez meses de migración e hibernación.
La información procedente de otros pájaros demuestra que no se posaron ni una sola vez en diez meses, siempre migrando e hibernando al sur del Sáhara. Los vencejos que no descendieron renovaron las plumas, de las alas y de la cola, durante el proceso de muda, mientras que aquellos que descendieron en alguna ocasión no mudaron el plumaje de las alas.
Los nuevos conocimientos sobre el vencejo común generan nuevas preguntas: ¿cómo gestionan el alto consumo de energía durante los diez meses de vuelo? ¿Cómo vuelan y duermen al mismo tiempo? "Deben de hacerlo como las fragatas, que duermen mientras planean. Cada día, durante el anochecer y el amanecer, el vencejo común asciende a una altitud de dos o tres kilómetros. Quizá duermen durante un planeo decreciente, no lo sabemos", concluye Hedenström, el principal autor del estudio, publicado en Current Biology.
Cuando los vencejos atraviesan las poderosas Cataratas del Iguazú (un momento que parece un acto de magia)
Los vencejos (pájaros de aspecto similar a las golondrinas) lograron adaptarse de un modo increíble a uno de los hábitats más peculiares del mundo en las imponentes Cataratas del Iguazú ( frontera entre Argentina y Brasil): hay miles de vencejos que supieron encontrar el modo de vivir debajo de las poderosas cortinas de agua formando nidos numerosos en los que literalmente se quedan colgados de las paredes de roca.
El momento en que los vencejos bajan y afrontan en picada hasta atravesar las cascadas se parece a un acto de magia: se lanzan hasta “desaparecer” entre el estruendo y el imponente volumen de agua con un calculo milimétrico y de increíble velocidad.
En las cataratas hay numerosos miradores que permiten disfrutar de cerca este espectáculo, especialmente en horas tempranas o al atardecer…