Los opositores Leopoldo López y Antonio Ledezma, que cumplían arresto domiciliario, fueron detenidos de nuevo la madrugada de este martes.
Lilian Tintori, esposa de Leopoldo López, dijo a través de Twitter que el líder opositor venezolano fue sacado de su casa.
Tintori dijo en su mensaje que no sabía a dónde lo llevaban y responsabilizó al presidente Nicolás Maduro si algo le pasa a su esposo.
No está confirmado quién lo sacó de su casa, pero un video publicado por Tintori muestra a López siendo introducido en un coche con el acrónimo de SEBIN, el Servicio de Inteligencia Venezolano.
Fuentes del equipo de prensa del exalcalde de Caracas Antonio Ledezma confirmaron que él también fue sacado de su arresto domiciliario, por el SEBIN.
El diputado Richard Blanco tuiteó un video del momento de su detención.
Freddy Guevara, vicepresidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, denunció a través de Twitter el "secuestro" de López y Ledezma para "meternos miedo" y "desmoralizarnos".
La semana pasada, el opositor publicó un video en sus redes sociales dirigiéndose por primera vez desde el arresto domiciliario directamente a los venezolanos, a los que pidió "seguir en las calles".
En septiembre de 2015, López fue hallado culpable de los delitos de instigación pública, asociación para delinquir y determinador en daños e incendio en relación a los hechos de violencia desatados tras una manifestación opositora en febrero de 2014, que dejaron un saldo de 43 muertos. Fue condenado a más de 13 años de cárcel.
Por su parte, Ledezma fue arrestado el 19 de febrero de 2014 cuando fuerzas del Servicio Bolivariano de Inteligencia entraron a su oficina sin orden de allanamiento y lo detuvieron. Fue acusado de conspiración y asociación para delinquir. Fue puesto bajo arresto domiciliario debido a su estado de salud.
Ambas detenciones se producen un día después de que Maduro declaró una victoria en una votación en la elección de los miembros de la Asamblea Constituyente, lo que que le permitirá consolidar aún más su poder sobre la nación devastada por la crisis. Gran parte del mundo —y muchos de los propios ciudadanos de Venezuela— han calificado el proceso como un asalto a la democracia.