La tensión y las disidencias habían quedado en evidencia ayer, cuando en plena reunión de cancilleres el representante de Uruguay, Francisco Bustillo, había adelantado que su país buscaría “acuerdos extra-zona” sin esperar el aval del resto de sus socios.
Por eso, el presidente Alberto Fernández inició hoy la reunión de presidentes del Mercosur con una apelación a la unidad del bloque común, amenazado por las serias divergencias en torno a esos eventuales acuerdos y al Arancel Externo Común, que Brasil (y también Uruguay) reclaman bajar de manera drástica, ante la postura del Gobierno de preservar sectores industriales que considera claves como automotores o textiles.
“Unidad en la diversidad significa más diálogo y más solidaridad. Son los cimientos que nuestros pueblos sientan que son parte de este proyecto” Un Mercosur productivista, que dé trabajo, que genere industria y tenga cohesión social”, dijo el presidente, con discurso leído y tono monocorde, acompañado por el canciller Felipe Solá y el ministro de Desarrollo productivo, Matías Kulfas. “Es a través de más integración, y no menos integración, que estaremos en mejores condiciones de negociar y producir”, agregó el Presidente. “No hay Mercosur sin pueblos, y sin oídos atentos al drama de la pobreza, la desocupación, la falta de oportunidades laborales”.
“Es a través de más integración regional y no de menos integración regional, que estaremos en mejores condiciones de producir, comerciar, negociar y competir”, planteó Alberto Fernández que, aunque no hizo mención puntual al anuncio del gobierno de Luis Lacalle Pou, amplió: “La Argentina reafirma una vez más que ‘nadie se salva solo’ y que un Mercosur de corazón solidario es la nave insignia de su estrategia de integración”.
“Tenemos la responsabilidad histórica de fortalecer el Mercosur frente a la crisis del COVID-19, que aceleró de modo exponencial las transformaciones mundiales en marcha. Se reorganizan las cadenas globales de valor, con un comercio mundial más influenciado por consideraciones geopolíticas y de seguridad nacional. Y se hacen intentos, no siempre exitosos, de revivir el multilateralismo. El resultado de estos procesos no será necesariamente el de una reversión de la globalización, sino el de una economía mundial más regionalizada”, agregó.
En relación al pedido de “flexibilizar” el bloque regional, señaló que “las negociaciones deben iniciarse y concluirse de manera conjunta”, y que “cualquier propuesta debe estar basada en la regla del consenso”.
“Las divisiones de América Latina sólo pueden fomentar debilidad, fragmentación, polarización, disgregación de energías comunitarias y fisuras de proyectos grandes y generosos. Solos, alimentaremos el espejismo de una vana prosperidad”, afirmó, al tiempo que destacó la necesidad de una revisión del arancel externo común que contemple “a los sectores más sensibles”, y buscar acuerdos para impulsar a los sectores productivos del Mercosur “ante un mundo más proteccionista y fundamentalmente más agresivo”.