Según trascendió, el cura párroco habria cometido abuso psicológico y sexual. Los dichos fueron vertidos por Vicente Suárez Wollert, un joven que había dejado su ciudad Santa Elena provincia de Entre Ríos, para vivir la vida monacal en el convento y por tal motivo se trasladó a Intendente Alvear La Pampa, con los frailes Capuchinos Recoletos.
José Miguel Padilla es el padre superior y fundador de la congregación de frailes recoletos. Un joven seminarista, el entrerriano Vicente Suárez Wollert, denunció que en el convento La Inmaculada Concepción de Intendente Alvear, fue abusado sexualmente, además envió un correo electrónico al obispo auxiliar Luis Martín, quien no le respondió.
Por tal motivo, el movimiento Mujeres Peronistas Nacionales y Populares, emitió un comunicado de prensa rechazando y repudiando al religioso.
Comunicado completo
Una vez más, la comunidad pampeana ha conocido el testimonio de un joven que da cuenta de la dolorosa experiencia que vivió hace algunos años, a causa de hechos aberrantes cometidos contra él por un adulto, sacerdote de la comunidad religiosa de la localidad de Alvear.
En este caso,JOSÉ MIGUEL PADILLA “padre superior de la orden de los Frailes Capuchinos Recoletos”,mediante el abuso del lugar de autoridad y privilegio que ocupa dentro de su Iglesia, vulneró en forma reiterada y cruel a un joven que, como tantos otros que se acercan a la congregación impulsados por su vocación, esperaba encontrar en ella guía y formación. Por el contrario, el abusador oculto bajo su investidura sacerdotal, perpetró un ataque atroz a la integridad de su persona.
Queda una vez más demostrado aquello que las organizaciones de mujeres denunciamos desde hace décadas cuando afirmamos que mientras algunos sectores del clero pretenden ostentar el control de la conducta social de nuestro pueblo y erigirse en los guardianes de la moral pública, inclusive negando aquellos derechos consagrados constitucionalmente, los delitos aberrantes cometidos por miembros de la comunidad religiosa son disimulados mediante traslados y encubrimientos. Esta conducta del silencio y la negación, que lamentablemente ha sido acompañada por algunos sectores sociales en otras épocas, revela un peligro para todo el tejido social que debe proteger a las personas más vulnerables: las víctimas que fueron abusadas, violadas y engañadas, aquellas personas que esperan nuestro acompañamiento para recibir la reparación necesaria y la justicia.
Por otra parte, Padilla, el sacerdote acusado de estos abusos tiene antecedentes de oscuros comportamientos antidemocráticos, ya que actuó como capellán del ejército junto al movimiento de “los carapintadas”que intentó derrocar al gobierno de Raúl Alfonsín. Instalado desde 2004 en una localidad pampeana, protagonizó varios hechos con similar orientación en el colegio Nuestra Señora de Luján de Alvear, que la congregación a la que pertenece tiene a su cargo, donde reivindicó a la dictadura militar de 1976 y a la mal llamada “conquista del desierto”, campaña militar comandada por Roca contra los pueblos originarios.
Pero en estos momentos, ante los hechos develados, los aspectos más sombríos y perversos de su conducta han sido expuestos y como sociedad no podemos permitir que este tipo de abusadores se escondan detrás de las instituciones a las que pertenecen.
Como mujeres peronistas y nacionales populares demandamos pronta actuación del poder judicial, y les solicitamos a las autoridades de la Iglesia Católica, en todos sus niveles, que actúen con celeridad, transparencia y firmeza para ayudar a esclarecer los hechos denunciados, a sancionarlos y a prevenir su reiteración.
Y sostenemos que la sociedad en su conjunto debe repudiar, en forma categórica, a este abusador que ha permanecido, hasta hoy, encubierto.
Se llama JOSÉ MIGUEL PADILLA
abusador encubierto