Lo que comenzó como una discusión familiar escaló a un violento operativo policial que culminó con la muerte de una perrita por un disparo de posta de goma.
Acusaciones cruzadas
El relato de Susana, la dueña de casa, difiere en parte del policial. Asegura que, desde el interior del domicilio, se les pidió a los policías que esperaran, argumentando que estaban intentando calmar al joven "alterado". Pese a la solicitud, los agentes decidieron ingresar por la fuerza, derribando la puerta. La misma fuente policial que habló con este diario agregó que, una vez en la comisaría, al joven detenido se le realizó un test de alcoholemia que dio "totalmente alcoholizado".
La irrupción policial desató un momento de caos y confusión. El disparo de la escopeta, con posta de goma, impactó de lleno en la perrita de la familia, causándole la muerte instantánea. "Podrían haber matado a alguien, porque una bala rozó a una nena", denunció Susana, visiblemente consternada y en estado de shock por lo vivido.
El hijo de Susana fue detenido en el lugar tras el incidente, aunque posteriormente fue liberado. La familia expresó su profunda indignación no solo por la desmedida violencia empleada durante el operativo, sino también porque —según sus dichos— ningún miembro de la fuerza policial volvió a presentarse en el domicilio tras lo sucedido para responder por los daños o brindar explicaciones. "La perrita quedó tirada, y nadie se hizo cargo", concluyó Susana.