El hombre identificado como Orestes Estévanez emprendió un negocio de vinos hechos con un ingrediente especial: preservativos. Su idea triunfó y vende al menos 10 frascos por día.
El hombre muestra en un video cómo coloca los condones en la boca de la botella, se inflan por la fermentación y se caen solos en 30 o 40 días.
Los compradres se vieron sorprendidos pero lo apoyaron ya que el vino casero lo vende a precios módicos. Uno de sus clientes aseguró que "el vino que hacen aquí no es empalagoso y suelo tomar dos botellas por semana".