El nuevo billete de $20.000 comenzará a estar disponible a partir de la tercera semana de octubre. Así pasará a ser el de mayor denominación entre la moneda de curso legal en el país. De esta manera, el Banco Central (BCRA) distribuirá de forma progresiva a través de la red de sucursales bancarias y cajeros automáticos de la Argentina.
Los nuevos billetes de $20.000 son importados de China. Así, en las próximas semanas, llegará parte del lote de 230 millones de unidades encargado por la gestión de Javier Milei. La emisión del papel moneda en el extranjero fue aprobada por el directorio del BCRA en enero, debido a que la Casa de Moneda no podía abastecer la demanda de efectivo. Por estas horas, el Gobierno prepara un decreto para disolver la entidad encargada de la impresión del dinero, en papel y metal.
El billete de 20.000 pesos lleva la cara de Juan Bautista Alberdi, cuyo retrato estará en el anverso. Como ilustración central del reverso estará la recreación de la casa natal del abogado, diplomático, economista, escritor, filósofo, periodista y político. La emisión del nuevo billete tiene como objetivo de reemplazar los de menor denominación que complican las transacciones y desbordan las bóvedas de los bancos.
En agosto, el BCRA lanzó otra licitación para la provisión de 540 millones de billetes de 20.000 pesos, que se distribuirán entre marzo y julio de 2025. Ese nuevo lote se sumará a los 230 millones de unidades de la misma denominación encargados a China, prevista para mediados de este mes. Se entregarán 20 millones a fines del octubre, 130 millones en noviembre y 80 millones en diciembre.
Cuándo entra en circulación el nuevo billete
El nuevo billete de $20.000 comenzará a circular a finales de octubre de acuerdo a las previsiones que maneja el Banco Central. El papel moneda llevará la cara de Juan Bautista Alberdi, cuyo retrato estará en el anverso. Como ilustración central del reverso estará la recreación de la casa natal del abogado, diplomático, economista, escritor, filósofo, periodista y político.
Para imprimir este billete -y el de $10.000-, el Banco Central contrató a dos Cecas en el extranjero: China Banknote Printing and Minting Corporation (que confecciona los de 10.000 pesos y el de $20.000) y Crane Currency Malta Limited (que también imprime otra parte de los papeles de $10.000).
A mediados de octubre, llegará parte del lote de 230 millones de unidades de $20.000 encargados a China. En concreto, se entregarán 20 millones a fines de octubre, 130 millones en noviembre y 80 millones en diciembre. Para 2025, se distribuirán 540 millones de billetes de 20.000 pesos entre marzo y julio, importados de Malta.
Los billetes de cada vez mayor denominación se explican porque, frente a la inflación que erosionó el poder adquisitivo de las personas, se necesita de los papeles de más alto valor para comprar los mismos o incluso menos bienes.
Cómo se preparan los bancos
Para incorporar papeles de nuevas denominaciones, los cajeros automáticos se deben programar uno a uno. En los bancos confían en que luego del proceso que se hizo con los billetes de $10.000, el proceso será más rápido. En agosto, el Banco Central (BCRA) dispuso que los cajeros automáticos deberán ofrecer un mínimo de $60.000 diario por extracción.
Para los bancos recaudadores, que son aquellos que tienen más afluencia de efectivo que salida, la llegada de las nuevas denominaciones generan problemas de manejo de billetes. Cuando sale un billete de mayor valor resta el interés en las denominaciones más bajas. Por ejemplo, con la salida del billete de $20.000, los clientes ya no demandan papeles de $1000 y, mucho menos, de $500. Estos vuelven a los Tesoros de las entidades recaudadoras que, a la vez, deben almacenarlos hasta que consigan donde colocarlos ya que el Banco Central no los recibe porque se quedó sin lugar.
Para sacarse de encima ese excedente monetario, muchas veces las entidades hacen acuerdos entre sí y los bancos recaudadores terminan haciéndose cargo, incluso, del costo de traslado de los billetes para llevárselos a sus colegas pagadores. Con los papeles de menor denominación, se procede directamente a la destrucción en el Banco Central.