"Estamos trabajando desde hace 6 años, es inevitable, no hay marcha atrás: ya se está desarrollando el diseño del chasis del nuevo Rastrojero. La idea es fabricar esta camioneta en una planta del cordón industrial" rosarino afirmó Carlos Ptaschne, el impulsor del proyecto
El empresario, oriundo de la localidad bonaerense de Los Cardales, señalóque los primeros cálculos estructurales del "Rastrojero Eléctrico Amperion" se hicieron en Europa "con varios ingenieros argentinos trabajando en el proyecto".
Detrás de este proyecto que reaviva la leyenda de la camioneta más vendida en el país en los años '70 "hay un grupo de pequeñas y medianas empresas de capitales argentinos", comentó.
Ptaschne precisó que "este Rastrojero tiene el mismo objetivo que el creado hace 66 años: la economía"
"Ése es el concepto con el cual el rastrojero se hizo popular, con un bajo costo operativo y la facilidad de compra", destacó.
Este Rastrojero del siglo XXI, "será un utilitario liviano, básico, robusto, durable, simple, sin grandes lujos, pero con el confort necesario para trabajar todo el día", especificó.
Se fabricará con doble tracción o con tracción trasera, en todos los casosimpulsado por motores eléctricos japoneses "cuya calidad es muy superior a lo que se conoce hoy en el mercado", aseguró el empresario.
Las primeras unidades "tendrán una capacidad de carga de 650 kilos y luego, a medida que la baterías de litio tengan más desarrollo, llegaremos a una tonelada de peso", comentó.
"El vehículo desarrollará una velocidad de 115-120 kilómetros por hora", agregó.
Entre los inversores en este proyecto hay expertos en finanzas, ingenieros argentinos y empresas de Austria, Francia e Italia, indicó.
"Elegimos Rosario porque además de ser una linda ciudad, tiene mano de obra calificada, mucha juventud capacitada y un parque metal-mecánico ideal para montar una industria de este tipo", apuntó.
"Cuando la gente vea lo que rinde un motor eléctrico quedará asombrada. Son fantásticos, no se rompen, son eficaces y muy potentes. Es lo que se viene", sostuvo Ptaschne.
Aseguró que este Rastrojero de última generación "será un utilitario accesible" que apunta a cubrir un segmento de mercado que ha quedado relegado. "Podría decirse que tiene mucho de vehículo social, de fomento económico y es por eso que hasta se podrá comprar en cuotas", comentó.
Las primeras unidades del "Rastrojero Eléctrico Amperion" saldrán a la venta en 2025, calculó el empresario.
Al Rastrojero diesel, ícono de la industria automotriz argentina, lo comenzó a fabricar Industrias Aeronáuticas y Mecánicas del Estado (IAME), en 1952. Su diseñador fue el ingeniero aeronáutico Raúl Gómez, fallecido el 15 de diciembre de 2014 en Rosario.
Pocos vehículos nacionales lograron el éxito de la vieja "chata" rural: en la década de los años Ž70, de cada diez camionetas diesel que se vendían en el país, ocho eran Rastrojero, bautizada así por su capacidad para marchar sobre los restos de cosecha (rastrojos).
LA HISTORIA
El Rastrojero Diesel, un utilitario de fabricación nacional que se produjo a partir de 1952 y que – con variaciones de nombre y marca – logró llegar hasta los años 90. Todo un triunfo, considerando la alta volatibilidad de la industria automotriz argentina.
Pero los méritos del Rastrojero no se restringen a su longeva producción. En sí, fue el único proyecto criollo de vehículo social y popular que ha logrado concretarse con éxito. Es posible que el Rastrojero carezca de ingeniería original – lo suyo es una mezcla de piezas pre-existentes de distintas marcas y fabricantes -, pero demostró ser una buena idea, y una que el público abrazó con fervor. Más de 33.000 unidades vendidas a lo largo de casi cuarenta años confirman de que se trataba de un vehículo confiable, duro y con el precio adecuado para el mercado al cual apuntaba.
El Rastrojero nació en los años 50, cuando la Argentina aspiraba a convertirse en una potencia industrial. El gobierno de Juan Domingo Perón habia generado numerosos planes para el crecimiento tecnológico del país, pero pocos de ellos habían podido concretarse con éxito. En el caso de los autos, lo que había era importado, y el aumento del número de las importaciones – debido a al surgimiento de un estado de prosperidad – pronto comenzó a desequilibrar la balanza comercial. Perón ya había tenido varias reuniones con ejecutivos de firmas extranjeras, los cuales se negaban a establecer fábricas locales aduciendo que la industria argentina carecía de la tecnología necesaria como para garantizar un nivel mínimo de calidad. Frustrado por las negativas Perón decidió atender la sugerencia de su ministro de Aviación, Juan Ignacio de San Martín, quien le convenció que el departamento de ingeniería del Instituto Aerotécnico contaba con las condiciones necesarias para establecer un emprendimiento a la altura de las circunstancias. Considerando que el establecimiento de una industria estatal serviría como guía para la creación, multiplicación y crecimiento de una industria pesada nacional, Perón impulsó la fundación del IAME (Industrias Aeronáuticas y Mecánicas del Estado) en 1951. Los propósitos del IAME eran extremadamente ambiciosos e iban desde la construcción de aviones hasta la de tractores, ómnibus y utilitarios para el campo.
El Rastrojero Diesel pertenece a este último rubro. Era un utilitario adusto y fuerte, pensado como vehículo económico de carga para la industria y el campo. Los primeros modelos poseían un motor naftero Willys, los cuales derivaban de una partida de motores defectuosos que habían sido adquiridos a un fabricante norteamericano de tractores a precio de pichincha, y que pudieron ser reciclados después de un proceso de reingeniería – cabe acotar que negociados de este tipo abundan a lo largo de toda la historia argentina, los cuales van desde el desmembramiento del proyecto aeronáutico Pulqui a cambio de una partida de obsoletos aviones norteamericanos, la adquisición de tanques de descarte de la guerra como material de primera para la defensa, o o incluso la compra (en años recientes) de vagones de trenes y subtes de segunda mano a potencias extranjeras -. Como sea, lo cierto es que el Rastrojero siguió adelante y, cuando los motores nafteros se agotaron, se introdujo el tradicional motor diesel Borgward, el que – con variaciones – acompañaría al modelo hasta el fin de sus días.
En 1968 se introdujo el primer rediseño. Mientras que al principio se trataba de una carrocería de diseño nacional – inspirada por el styling de alguna rural Ford, y con unos particulares guardabarros que lo asemejaban a un coche del Turismo Carretera de aquellos años -, el modelo 1968 no era más que una matriz adaptada del Fiat 1800, un sedán italiano producido entre 1959 y 1968. Ahora el Rastrojero Diesel se veía más como camioneta que como camión, y el nuevo diseño era mucho más feliz.
Aunque la producción era constante y los números satisfactorios, el estado – en ese momento a cargo la Junta Militar que gobernaba durante el proceso – decidió clausurar la fabricación del Rastrojero en 1979. Para ese entonces el Rastrojero ya se había diversificado hasta convertirse en una familia de productos, que iban desde una práctica furgoneta (Frontalito, con tecnología DKW Auto Unión) hasta un rústico sedan diseñado para taxi. Como sea, la producción cesó en 1979 pero ello no marcó el fin del Rastrojero.
En 1982 la sociedad Lo Giudice-Pace adquirió los rezagos de producción del Rastrojero y se abocó a ensamblarlos en una planta establecida en Gobernador Gálvez, provincia de Santa Fe. Pero el emprendimiento pronto se enfrentó con serios problemas económicos y legales – la concesión de la marca y las matrices se demoraron tres años -, y terminó por cerrar sus puertas en 1986. Y el Rastrojero tendría que esperar hasta 1989 para ver su último intento de resurrección, esta vez en manos del fabricante de tractores Massey Ferguson, quienes se hicieron cargo tanto de la pickup como de la furgoneta. Pero aún cuando la mecánica fuera fuerte y confiable, 40 años de atraso tecnológico eran demasiados y el nuevo Rastrojero – rebautizado Ranquel – no logró sobrevivir a la dura competencia del mercado frente a similares que eran más cómodos, robustos y modernos. Así fue como el Rastrojero dió su ultimo suspiro y pasó a retiro, terminando por engrosar las páginas de la industria automotriz nacional.
A veces los proyectos son fruto de su tiempo, y no basta la mención de su honorable pasado para convertirlos en vigentes. La decadencia del Rastrojero estuvo signada por su falta de evolución tecnológica, en una época en donde los consumidores comenzaron a pedir calidad, prestaciones y modernidad. Como patrón guia de la industria automotriz nacional el Rastrojero cumplió su cometido pero no pudo adaptarse al cambio de los tiempos, y terminó por convertirse en una sombra del glorioso espíritu que le diera origen.
Fuente: Télam / Autos de culto