En verano se origina la unión de varios factores que dan como resultado la no adaptación de los cerdos al ambiente: “Esto les genera estrés y, por consiguiente, pérdidas productivas de aparición inmediata y de mediano y largo plazo, estas últimas suelen ser las más peligrosas ya que no siempre son asumidas como tales. A esto le llamamos perdidas insensibles, silenciosas o inaparentes”, afirma Ariel Cogo, veterinario de la agencia Luján del INTA.