En ese sentido, la empresa proveedora de telecomunicaciones, Level 3, está encargada de la gestión de uno de los cables. Los otros tres cables responsables de la conectividad global son el South America-1 de Telefónica; el Atlantis 2, de un consorcio de compañías europeas y estadounidenses; y el Bicentenario, de la uruguaya Antel y la argentina Telecom.

 

Los cables de fibra óptica están a 4.000 metros de profundidad, tienen apenas 7 centímetros de diámetro, llevan, cada uno, 1,6 terabytes de tráfico por segundo y atraviesan el Océano hasta Europa. Asimismo, cada cable consta de cuatro pares de hilos finos y que sale de la estación de Level 3 en Las Toninas recorre 1.800 metros por debajo de la tierra hasta llegar al mar.

 

En tanto, desde allí se extiende hasta la ciudad de Santos, en Brasil, para pasar por varias localidades en el continente y finalmente atravesar el ancho mar que separa a América de Europa, que es donde está la otra punta de este enjambre de conexiones. Y para llevar adelante todo este operativo, que se instaló en la Argentina hace 17 años, se utilizaron barcos, ingenieros y robots.

 

Sin embargo, a pesar de toda esta información, la pregunta ineludible es: ¿Por qué Las Toninas?. Según explicaron desde Level 3, ese lugar tiene un lecho marino arenoso y está cerca de Buenos Aires, dos características que convierten a esta localidad en un lugar ideal para llevar adelante este operativo. Siendo que el Río de la Plata, en cambio, es barroso, lo cual hubiera dificultado la instalación del cable. Además, por ser una zona de mucho tráfico incrementa el riesgo de que algún se rompa.