Su origen se remonta a la antigüedad, de hecho, hay algunas evidencias que marcan que hace 5.000 años ya se festejaba en un pueblo sumerio.

 

Así como lo conocemos hoy, el carnaval es una continuidad de las festividades romanas que se celebraban en honor al Dios Saturno, los antiguos "Saturnales".

 

Con la expansión del cristianismo, la fiesta tomó auge y cambió su nombre a "carnaval" y el motivo principal pasó a ser el despedirse de comer carne y llevar una vida licenciosa durante la cuaresma.

 

Durante tres días, se festejaba a lo grande y casi todo estaba permitido. De ahí que la mayoría optaba por disfrazarse y taparse el rostro para no ser reconocido.

 

Esa despedida a la carne se realizaba los días previos al miércoles de ceniza, que es cuando comienza la cuaresma, un periodo de 40 días hasta el domingo de Resurrección, en el que predomina la abstinencia, el ayuno, el recogimiento, las oraciones, la penitencia y la espiritualidad religiosa.