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Rio Atuel: Mendoza le pide a sus habitantes "cuidar el agua como oro"

Fuente: Diario Uno
El 20 estaría terminado el pronóstico de escurrimiento para la cuenca del río Atuel que determinará cuanta nieve hay acumulada en las nacientes del río y calcular lo que ingresará, mes por mes, a los embalses. Pero aunque los números finales todavía no están definidos, las estimaciones son por demás preocupantes informaron desde el vecino gobierno mendocino.
 
 
"La crisis es muy notoria y acrecienta esta situación las bajas precipitaciones níveas que tuvimos en los meses de invierno. No llegamos todavía a la mitad de lo que sería la media anual", afirmó Mario Barbieri, titular de la Subdelegación de Aguas del Río Atuel.
 
Dentro de los últimos siete años en que la crisis se mantuvo, la temporada que está en marcha está considerada como mala, equiparable a la de los años 2010 cuando se produjo la primera señal de alerta por el descenso marcado de la acumulación nívea.
 
"Cuando hablamos de media anual es la nieve que necesitamos para regar normalmente. La temporada pasada estuvo en el 87% de la media anual, en cambio este año, si bien no está definido el número final, esperamos llegar como mucho al 50%. En síntesis, vamos a tener que cuidar el embalse como oro", agregó Alejandro Gutiérrez, consejero del río Atuel.
 
En los años de nevadas consideradas normales, o que se cubre la media anual, la erogación de agua es de 48 metros cúbicos por segundo mientras que en El Niuhuil ingresan 55 m3 por segundo.
 
"Entra más agua de la que sale, pero ahora con esta crisis se eroga la misma cantidad pero ingresan a los embalses cuanto mucho 30 m3 por segundo. La ecuación es completamente negativa", indicó Gutiérrez.
 
Las precipitaciones de los últimos días abastecieron la demanda del sector agrícola y fueron el sustento para realizar la corta total del río que se mantendrá hasta el viernes. El corte permite ahorrar un turnado completo de riego que equivale a 15 hectómetros cúbicos.
 
Sin embargo, los 70 milímetros de agua caída en toda la cuenca, fueron solo un paliativo momentáneo. "Estas lluvias nos ayudan pero hay que trabajar para preservar el caudal y ser lo más eficiente posibles pensando en el futuro que será muy complejo", sostuvo Baribieri.
 
El peligro latente y a la vez una pesadilla para Irrigación, es que las reservas en los embalses bajen por debajo del 22%. Si esa situación llegara a presentarse ya no habría agua para nadie, sin excepción.
 
"El mínimo al que puede descender el embalse es el 22%, por debajo de esa línea comenzaría la degradación del ecosistema perjudicando la calidad del agua para consumo humano y tampoco se podría generar energía entre otros problemas. En definitiva, es imprescindible cuidar el recurso al máximo", explicaron Barbieri y Gutiérrez.

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