Un grupo no identificado de hombres armados irrumpió en la residencia del presidente de Haití Jovenel Moïse, ubicada en el barrio de Pelerin de Puerto Príncipe, y le disparó en plena noche. El mandatario murió, mientras que su esposa, Martine Moise, también baleada, se encuentra en grave estado.
El deceso fue confirmado a través de un comunicado que lleva la firma del primer ministro de ese país, Claude Joseph.

A través del documento oficial emitido tras el hecho, Jospeh informó que "varios" de los atacantes "hablaban español". Condenó el suceso por “odioso, inhumano y bárbaro” y llamó a la población a la calma.
"La situación de seguridad del país está bajo el control de la Policía Nacional de Haití y las Fuerzas Armadas de Haití. Se toman todas las medidas para garantizar la continuidad del Estado y proteger a la Nación. La democracia y la República ganarán", indicó.
Después del asesinato, el aeropuerto internacional de Puerto Príncipe fue cerrado, según informaron fuentes diplomáticas. Varios vuelos programados con destino al aeropuerto de la capital haitiana han sido cancelados o desviados a otros terminales en terceros países, según informaciones de páginas de rastreo de vuelos, aunque ninguna autoridad ha confirmado por el momento el cierre del aeropuerto. Dos aerolíneas que tienen rutas diarias a la capital haitiana cancelaron sus vuelos previstos para este miércoles.
En las próximas horas, el primer ministro interino presidirá un Consejo de Ministros y se dirigirá a la nación, según informan medios locales.
Crisis política y de seguridad
El asesinato se produjo dos meses antes de las elecciones presidenciales y legislativas convocadas para el próximo 26 de septiembre, unos comicios en los que Moise no podía ser candidato.
Moise había convocado para la misma fecha un referéndum para aprobar una nueva Constitución, un proyecto que no contaba con el apoyo de la oposición ni de la comunidad internacional.
Haití atraviesa una fuerte crisis política desde mediados de 2018 y vivió su momento más grave el pasado 7 de febrero, fecha en la que Moise denunció que la oposición, con el apoyo de jueces, tramaban un golpe de Estado.
El presidente gobernaba sin el control del poder legislativo desde el año pasado y había dicho que se mantendría en el cargo hasta el 7 de febrero de 2022, en una interpretación de la Constitución rechazada por la oposición.
La disputa sobre el final del mandato fueron consecuencia de la primera elección de Moise. En octubre de 2015 fue electo para un mandato de cinco años en comicios cuyo escrutinio fue cancelado por fraudes y luego volvió a ser elegido un año después. Tras esa última elección, las manifestaciones exigiendo su dimisión se intensificaron en el verano boreal de 2018. Ese año debían realizarse elecciones legislativas y municipales pero fueron aplazadas y generaron un vacío de poder. Moise sostenía estar habilitado para seguir en el cargo por otro año.
De forma paralela, Haití atraviesa una honda crisis de seguridad que se ha agravado en especial desde comienzos de junio por luchas territoriales entre las bandas armadas que se disputan el control de los barrios más pobres de Puerto Príncipe. El aumento de la violencia se responsabiliza también a facciones radicales de las propias fuerzas de seguridad.
El presidente Moise pidió en junio de 2021 el apoyo internacional y la colaboración de todos los sectores de la sociedad para acabar con la violencia.
El 5 de julio de 2021 nombró a Ariel Henry como nuevo primer ministro con la tarea de formar un Gobierno de consenso que integre a diferentes sectores de la vida política del país. El quinto nombrado por Moise debería enfrentar la grave crisis de seguridad y apoyar la organización de las elecciones presidenciales y legislativas. Sin embargo, todo cambió hoy.