Cada 27 de agosto rendimos homenaje a la hazaña protagonizada por don Enrique Telémaco Susini, médico entrerriano, hijo de un cónsul argentino en Viena, con su grupo de amigos y un sobrino (César Guerrico, Luis Romero Carranza y Miguel Mugica) hizo peripecias para colocar antenas en edificios. “Niño bien”, “Enriquito” había viajado a Francia, a estudiar “los efectos sobre las vías respiratorias de los gases asfixiantes de la Guerra”, y había vuelto con extraños “chiches” nuevos: equipos de radiocomunicaciones.
Susini transmitió en 1920 Parsifal, de Wagner, desde la azotea del Teatro Coliseo. Los muchachos fueron apodados “Locos de la azotea”.
Cacho Fontana
