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El gobierno estadounidense deportó a México al primer Dreamer

Washington deportó al primer inmigrante que vivía amparado en los decretos de Barack Obama y lo envió de vuelta a su país natal, México, pese a que Donald Trump había prometido respetar el status de estos jóvenes, más conocidos como dreamers, según denunció este martes la prensa norteamericana.
El diario USA Today contó la historia de Juan Manuel Montes, un joven de 23 años que llegó a Estados Unidos a los nueve con su familia y, tras vivir una vida acosado por el fantasma de la deportación, había logrado el status de dreamer durante el gobierno anterior de Obama. 
 
Por eso es que en la noche del 17 de febrero pasado esperaba tranquilo, sin mirar por encima de su hombro, que un amigo lo pasara a buscar y lo llevara a su casa en Calexico, California, después de salir a cenar con su novia. Estaba tan tranquilo que había dejado su billetera con los documentos en el auto de su amigo. 
 
En ese momento, cuando esperaba que lo pasaran a buscar, un oficial de Aduanas y Protección Fronteriza se acercó y comenzó a hacerle preguntas. Como no puede mostrarles su identificación y, aún más importante, los papeles que demostraban su status de dreamer, lo detuvieron. 
 
No le dejaron ir a buscar su billetera y, según contó al diario estadounidense desde la casa de sus tíos en el oeste de México, nunca le creyeron que era uno de los beneficiarios del status conocido legalmente como DACA. 
 
"Algunas personas me dijeron que me iban a deportar, otras que nada me pasaría. Pensé que si me mantenía alejado de los problemas, nada me pasaría", se lamentó el joven ahora en México. 
 
Las autoridades estadounidenses tardaron sólo tres horas en deportarlo, pero su historia recién se conoció hoy gracias a la prensa. 
 
Durante los primeros meses de su gobierno, Trump lanzó varias medidas anti migratorias: firmó un decreto para extender el muro a lo largo de toda la frontera con México, autorizó la deportación inmediata a México de todos los que crucen ilegalmente la frontera, no importa si son mexicanos o centroamericanos, y amplió el espectro de inmigrantes sin documentos que pueden ser deportados dentro de Estados Unidos. 
 
Sin embargo, el mandatario estadounidense aclaró que no pensaba cuestionar el status DACA creado por Obama para beneficiar a los jóvenes inmigrantes que llegaron al país de muy niños con sus familias y vivieron casi toda su familia en Estados Unidos. Hablan inglés, estudiaron en las escuelas públicas y, en muchos casos, trabajan hace años. 
 
En enero pasado, en una entrevista televisiva, Trump afirmó que los dreamers "no tienen nada que temer". 
 
"Tengo un gran corazón", aseguró el mandatario, quien en apenas tres meses ha ampliado significativamente el poder operativo de las agencias y fuerzas de seguridad que se ocupan de buscar, detener y deportar a los millones de inmigrantes que viven hace años, algunos décadas, en Estados Unidos. 
 
Montes tenía antecedentes: había sido condenado por robar en una tienda en 2016 y tres veces por manejar sin licencia. Sin embargo, ninguna de estas infracciones ni el delito son causa suficiente para revocarle el status de Dreamer. 
 
"Me detuvieron, me llevaron a un centro, me hicieron un montón de preguntas y firmé muchos papeles", contó el joven mexicano, quien dijo no saber lo que había firmado. Las autoridades no le dieron copia de ninguno de los documentos que firmó. 
 
Montes contó que los oficiales lo llevaron hasta la frontera y lo dejaron allí, del lado mexicano. No conocía a mucha gente, así que sólo pudo llamar a un amigo que lo hospedó por una noche. 
 
Al día siguiente llamó a su amigo en Estados Unidos que aún tenía su billetera y le pidió que se le trayera, junto con un bolso con ropa. Su amigo cruzó la frontera en auto y le dio sus pertenencias. 
 
Poco después de quedarse solo, unos hombres se acercaron a Montes y le robaron todo. Le pegaron y se llevaron la ropa y el dinero. Los corrió y hasta cruzó el muro fronterizo detrás de ellos, pero del otro lado los esperaban las autoridades estadounidenses que lo volvieron a deportar. Otra vez, no hubo juicio ni abogado ni nada. 
 
Después de más de un mes, Montes aceptó su realidad actual. Tiene dos trabajos, reconectó con su padre a quien no veía desde hacía años y se puso en contacto con el Centro Legal Nacional de Inmigración, una ONG en California que ayuda a inmigrantes sin papeles, para intentar volver a Estados Unidos. 
 
"Allí trabajé y estudié al mismo tiempo. Me faltaban sólo seis meses para terminar (mis estudios)", contó y concluyó: "Me gustaba más vivir allá que acá".

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