“Nos ramearon, nos tiraron al suelo, no nos dieron agua durante 6 horas. Tuvimos que tomar agua podrida de un pozo donde había sapos para sobrevivir”, dijo el chico al ciclo televisivo Telenoche desde el hospital Vera Barros donde todavía está internado. El aspirante a policía recordó que sus jefes les ordenaron tirarse al piso cuando Garay se cayó para que no vieran el momento en el que se lo llevaban.
El entrenamiento que terminó en tragedia
Hace una semana, en su primer día en la escuela de la Policía de La Rioja, doce aspirantes fueron hospitalizados tras descompensarse y sufrir cuadros de deshidratación severa. Fue después de que los sometieron a un entrenamiento extremo y bajo los rayos del sol cuando la temperatura superaba los 40 grados. Emanuel Garay, de 19 años, murió el sábado y otro de los cadetes sigue internado en estado crítico.
Tras la muerte de Garay, el juez Mario Martínez dispuso la detención de cuatro comisarios y otros tantos instructores vinculados al establecimiento en una causa que pasó de caratularse "lesiones gravísimas" a "homicidio doloso". Además se denunció a seis cadetes de grados superiores que "ejecutaban" estas brutales prácticas, dijo el abogado de la familia de Garay, José Azcurra.
La autopsia al cadáver de Garay determinó que la muerte se produjo por un cuadro de "deshidratación aguda grave e insuficiencia renal" que le provocó una "falla multiorgánica". El joven tenía 18 años y murió después de permanecer seis días internado, luego de un entrenamiento extremo para ingresar a la Escuela de Policía de La Rioja.
El fiscal general de La Rioja Hugo Montivero consideró que la muerte se produjo "en una situación adversa por las altas temperaturas", que hubo una "desproporcionada exigencia física" y que a los cadetes "se les negó líquido" para hidratarse. "En el cuerpo a tierra debieron cubrir sus manos con su propia ropa porque no toleraban el calor del piso", describió.