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Pensar 2019: cómo el PJ y Cambiemos miran el interior

El escenario político pampeano parece calmo, pero por debajo de la superficie se van tejiendo las estrategias de cara a las elecciones de 2019. Una de las cuestiones a las que más atentas están en el PJ y en el Cambiemos pampeano es cómo se disputará el interior provincial, fuera de Santa Rosa y General Pico. El 2018 pasará rápido y las dos ingenierías ya se han puesto en marcha para disputar el territorio donde se definirán las diferencias.
 
 

PJ: los lugares a recuperar

 
El mapa actual de cómo es analizada cada localidad por los estrategas locales (y no tanto) quedó dibujado en las dos elecciones de 2017. Las PASO de agosto y las generales de octubre mostraron una tendencia electoral que ya se venía dando: los departamentos del este parecen la continuación política del oeste agropecuario bonaerense, teñidos de amarillo, casi como un espejo pampeano del límite provincial; el centro y oeste se sostienen como territorio del PJ, como en casi toda la Patagonia, como para de la continuidad territorial y política de la región sur.
 
En el PJ, en el entorno vernista que observa el interior y va definiendo el campo en el que se disputarán las ejecutivas, hay cuatro puntos neurálgicos a los que apuntan: General Acha, Guatraché, Realicó e Intendente Alvear. Son bastiones de Cambiemos, importantes localidades donde gobierna la oposición y que han sido esquivos al justicialismo. En el caso de General Acha la proliferación de "tribus" en el justicialismo han anarquizado al partido local y no asoma un candidato con posibilidades de lograr un consenso entre los diferentes agrupamientos. Hay otros departamentos que se tienen que recuperar de los resultados de 2017 como Quemú Quemú y Hucal, donde el PJ no pudo revertir el resultado de las PASO.
 
En otras localidades "grandes" los intendentes ataron la victoria en las generales de octubre, como ocurrió en Toay y Eduardo Castex, y ahora piden pista provincial empujados por los resultados a su favor.
 
Por ahora, las divergencias en el Cambiemos pampeano, donde cada fuerza hace su propio juego entre las pretensiones del Pro y la defensiva de la UCR, juegan a favor del PJ, que busca evitar cualquier fuga del peronismo y considera que los que ya se han ido no volcarán votos hacia la oposición. En los lugares donde Cambiemos vaya unido, ahí será problemático para el justicialismo. El resto es sostener el poder territorial del peronismo con la continuidad de las 55 gestiones locales y recuperar Santa Rosa.
 

Cambiemos: el nuevo mapa

 
Por el lado de Cambiemos un factor a tener en cuenta es la competencia entre Cambiemos-Pro y los radicales. Los segundos siempre tuvieron el territorio, pero algo cambió en las PASO de 2017. La UCR se dividió y el macrismo se impuso a las dos listas de la UCR no solo a nivel provincial, sino en las primarias. Ganó en 38 de las 80 localidades sobre las otras dos listas de los radicales, sumando para sí importantes localidades como General Pico y General Acha. Y ganando en intendencias radicales como Intendente Alvear, Guatraché, Realicó, Alta Italia, Monte Nievas, Maisonnave y Sarah, la mitad de las gobernadas por sus socios.
 
Esta cuestión fue parte del debate poselectoral de los radicales tras las fallida estrategia que los llevó a la derrota. En Eduardo Castex cuando se reunieron en diciembre, hubo quienes plantearon el próximo panorama que dejó 2017 para el interior. Es que ahora, tras los resultados que apuntalaron la victoria de Martín Maquieyra como diputado y el avance de Cambiemos-Pro en los pueblos a través de la cosecha de votos, los radicales locales tendrán que "abrir" las listas municipales a candidatos macristas para que estas sean competitivas. Había localidades en donde el Pro no existía, y en una tarde quedaron primeros en las preferencias de los votantes. Algunos dirigentes radicales ya piensan en plantear internas como ocurrió en 2015 en la mayoría de los pueblos donde no se acordó, "bien a lo UCR" destaca un dirigente del palo. Pero hay intendentes que observan que con dos listas por separado se podría poner en peligro su continuidad en la gestión. También hay una diferencia con el escenario de 2015. El macrismo quedó más consolidado y de presentarse el presidente Macri con posibilidades a la reelección -que por ahora parece ser más por errores de la oposición peronista que por aciertos propios en lo económico- el Pro tendrá ese empuje en 2019 por sobre los radicales.
 

Pueblos divididos

 
En las elecciones pasadas quedó en evidencia la consolidación del núcleo duro del voto amarillo en los distritos fuertemente ligados a la actividad agropecuaria tras el consenso generado luego de la quita de retenciones a los granos y cercanos al territorio bonaerense donde los niveles de aprobación de la gobernadora Vidal son altos. La situación generada en varias comunas del norte pampeano por las inundaciones no afectó ese voto. Fue más fuerte el mensaje que se focalizó en la "pesada herencia" kirchnerista que el factor económico.
 
En los pueblos el clivaje central, el eje fundamental de la disputa política local, pasa por la confrontación entre peronismo y no peronismo. Cruzado tal vez por otros, como Provincia-Nación, política vieja-nueva, macrismo-antimacrismo. Pero hay dos sectores que juegan en la tradicional política pampeana a polarizar las preferencias. El no peronismo era tradicionalmente radical, pero en muchas localidades ha mutado en algo más amplio, que es sostenido por la cáscara de la UCR ante la falta de otra opción. En 2019 no parece que sea tan así.
 
 

por Norberto Asquini

Norberto Asquini es Licenciado en Ciencias Sociales (UNQ) y periodista.

Es autor de los libros:

“El informe 14. La represión ilegal en La Pampa 1975-1983” (2008) en coautoría con Juan Carlos Pumilla;

“Días de odio. De la Libertadora a la Revolución del 56 en La Pampa” (2011);

“Crónicas del fuego. Luchas populares, peronismo y militancia revolucionaria en La Pampa de los 70” (2006), entre otros.