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Papa Francisco: Influencia en declive

El paso del Sumo Pontífice por Chile corroboró el avance de la secularización y la declinación del poder eclesiástico. Perú, un respiro en la gira. Foto: Juan Carlos Guzmán/Agentur Andina/DPA
La última gira pontificia dejó una mácula en la sotana papal de las peregrinaciones mundiales. En Perú tuvo su resarcimiento, pero Chile no recibió a Francisco con los brazos abiertos. En lugar de baños de multitudes, encontró iglesias incendiadas, reclamos, protestas y baños de cuestionamientos. Entre los sinsabores, estuvo la ola de quejas que desde la sociedad se elevó hasta Michelle Bachelet, por haber costeado las dos terceras partes de la visita.
No es común que un jefe de la iglesia católica vea a un presidente anfitrión enfrentado a ese tipo de reclamos. Tampoco es común una misa papal con escasa asistencia de fieles, como la que Francisco ofició en Iquique.
 
¿Por qué Chile resultó un trance opaco para el pontífice? Quizá la respuesta esté en las estadísticas que demuestran que, junto con Uruguay, Chile figura entre los países más seculares de Latinoamérica. La diferencia es que Uruguay tiene el rasgo de la secularidad desde el origen. En la Banda Oriental, la iglesia nunca ha tenido el peso y la influencia que la caracteriza en el resto del continente. En cambio Chile ha sido un país tradicionalmente católico. La secularización es un fenómeno de las últimas décadas.
 
Una señal del histórico peso de la iglesia chilena asomaba en el escenario político, con el predominio del Partido Demócrata Cristiano (PDC) en el siglo XX. Además de los gobiernos que encabezó, la democracia cristiana tuvo un rol protagónico en el referéndum que sacó a Pinochet del poder. Los dos primeros presidentes de la transición democrática fueron democristianos (Patricio Aylwin y Eduardo Frey). Y el obstáculo más vigoroso que había tenido la dictadura militar fue monseñor Silva Henríquez y la Vicaría de la Solidaridad.
 
Ese protagonismo eclesiástico explica (en parte) por qué una de la más largas y duras de las dictaduras sudamericanas tuvo muchos menos muertos y desaparecidos que, por ejemplo, la última dictadura militar argentina. Pero aquel peso del catolicismo y el clero de Chile perdieron fuerza aceleradamente en estas décadas. La señal en el escenario político es el derrumbe del PDC en las últimas elecciones: su candidata, Carolina Goic, no llegó ni al seis por ciento de los votos.
 
Una de las razones de este viaje papal tiene que ver con la necesidad de revertir el proceso de debilitamiento de la iglesia en ciertos puntos de Latinoamérica, como Chile. En Perú el catolicismo aún conserva mucha influencia. Pero la mira de Francisco estaba puesta en impulsar, desde ese país, el Sínodo Extraordinario de Obispos de la Amazonia, que convocó para octubre del 2019.
Perú es uno de los países amazónicos, la vasta región selvática cuya mayor porción está en Brasil y es uno de los puntos donde la iglesia está perdiendo influencia. Junto a Centroamérica, Brasil es el país donde más se verifica el retroceso del catolicismo. Y una de las razones está en el crecimiento de las iglesias evangélicas.
 
Los pastores están absorbiendo feligresía a los sacerdotes católicos y esos nuevos liderazgos logran buenos resultados en lo referido a planificación familiar y en productividad para salir de la pobreza. En muchas comunidades rurales centroamericanas y brasileñas disminuyó la procreación y se percibe claramente mayor ordenamiento y productividad.
 
Por cierto, la cuestión ambiental y la marginación de poblaciones indígenas que existen a espaldas de los estados de la cuenca amazónica, también son parte del interés del Papa a través del sínodo que está impulsando. Pero el objetivo de la evangelización de los nativos y de fortalecerse en los sectores donde más han crecido las iglesias evangélicas, también motoriza el interés del pontífice que procura detener la diáspora católica hacia otras costas del cristianismo.
 
Ahora bien, si en la región amazónica, entre otros puntos de América Latina, la iglesia se contrae por el crecimiento de las iglesias evangélicas, en Chile la razón de su retroceso parece ser de otra naturaleza.
 
En el país trasandino, lo que creció en detrimento de la grey católica es la secularidad. Cada vez son más los que, sencillamente, optaron por el ateísmo, el agnosticismo o el teísmo sin pertenencia a un credo. Esa realidad atenuó la influencia de la iglesia. Una influencia que decae incluso sobre los católicos.
 
Una encuesta en la Universidad Católica de Chile mostró que la mayoría de católicos está a favor de los métodos anticonceptivos rechaza y otra encuesta, realizada por el centro de estudiantes de esa prestigiosa institución pontificia, mostró que más del 70 por ciento de los alumnos están favor del aborto en tres causales.
 
Esa pérdida de influencia se vio en la falta de fervor que acompañó la visita del Papa Francisco, así como en las protestas y críticas que encontró. Un fenómeno que se parece al español. Ese país europeo existió bajo una fuerte gravitación de la iglesia desde su creación por dos reyes fundamentalistas, hasta la dictadura franquista. De hecho, el falangismo (la ideología del ultranacionalismo español) es ultracatólico. Pero tras la muerte de Franco, la era de la democracia y el salto económico hasta niveles europeos, diluyó notablemente la influencia eclesiástica en la sociedad, la cultura y la jurisprudencia.
 
La democracia y el crecimiento de la economía hasta los umbrales del desarrollo, podrían estar también entre las causas de la secularización de Chile. Por eso recibió al Papa con cierta apatía y le cuestionó tan duramente el nombramiento y la defensa del obispo de Osorno, acusado de encubrir a un cura abusador serial de menores.
 
Los chilenos no parecen ver a los sacerdotes pederastas como casos aislados que forman parte de un problema accidental de la iglesia, sino como un problema estructural. Que una ex primera dama democristiana, como la esposa de Eduardo Frei, haya dicho “no le creo nada”, parece una clara muestra del daño que la pedofilia ha causado a la autoridad eclesiástica.