Para Borges las religiones eran apasionantes antologías del género fantástico; para Sebreli en cambio son laberintos ideológicos. Su último trabajo es un libro monumental y erudito que excede en mucho a Bergoglio y a sus huestes, pero que no deja de diseccionarlos con fría precisión, ni de mostrarlos bajo una luz distinta, intensamente polémica. Luego de analizar la genealogía de las grandes creencias místicas, se detiene en la "teología de la pobreza", que el papa Francisco ha convertido en su celebrada política oficial. Recuerda Sebreli la declaración de un pastor (tal vez pentecostal) a The New York Times: "La ironía es que los católicos optaron por los pobres cuando los pobres estaban optando por los evangelistas". El gran ensayista también se permite criticar a la Madre Teresa de Calcuta, que acogía a enfermos de sida pero permanecía contraria al uso del preservativo. Los dos señalamientos, tan distantes, apuntan a describir la verdadera naturaleza de este giro estratégico de la Iglesia y también a desmontar su falso sesgo progresista.
El resultado de las legislativas del 22 de octubre pasado en Santa Rosa empujó en el PJ a varios dirigentes a empezar a asomarse para disputar en 2019 el cargo de intendente de la capital provincial, mientras otros hacen cuentas sobre lo que puede llegar a ocurrir en la principal ciudad de la provincia.
El año político en La Pampa tuvo de todo. Altibajos y sorpresas, principalmente. Novedades que dejaron desconcertados, pero también la vigencia de algunas tendencias. Y la instalación de una polarización provincial que dividió el mapa político en dos, PJ y Cambiemos, alentada por la consolidación del presidente Mauricio Macri, y que para sostenerse dependerá de cómo le vaya en su gestión en los próximos meses.
"El pueblo no delibera ni gobierna, sino por medio de sus representantes y autoridades creadas por esta Constitución. Toda fuerza armada o reunión de personas que se atribuya los derechos del pueblo y peticione a nombre de éste, comete delito de sedición". Constitución Nacional, artículo 22. 1853 y 1994.
Pero no solo perdió Leandro, sino que perdimos todos los que vivimos pensando y respetando las leyes.
El kirchnerismo fue el peor gobierno de la historia. Los Kirchner, aniquilaron cuanta definición de capital se le cruzara en el medio. Destruyeron capital físico, humano, institucional y social, donde en el último caso creó una supuesta grieta entre ricos y pobres, cuando la verdadera grieta es entre la corporación política junto a su ejército de parásitos y los individuos. De todos modos, las atrocidades hechas por los K, no quita que el presente gobierno sea malo y mucho menos que debamos soportar la creación de falsos dilemas para que la corporación política siga conservando sus privilegios.
No ha sido fácil la convivencia entre el gobierno del PJ pampeano y el del presidente Mauricio Macri en sus dos primeros años. De hecho, no se espera que todo sean abrazos en adelante, si bien el nivel de confrontación bajó tras las elecciones legislativas. Son los nuevos tiempos del país de Cambiemos y su política del reformismo permanente que avanza por sobre un peronismo dividido.
Las preguntas son la punta de lanza de nuestra aproximación al mundo, a otras personas y a nosotros mismos. Ante una pregunta, nuestro cerebro se pone en marcha inmediatamente para encontrar respuestas. Como si se tratara de un rompecabezas o un enigma, la búsqueda no se detiene hasta que damos con alguna solución. Sin embargo, no todas las preguntas son útiles para pensar y actuar con eficacia.
La realidad política actual tiene dos evidencias en este final de 2017: en lo nacional hay un cambio de época, un nuevo ciclo político, que lo tiene a Mauricio Macri como protagonista y si su situación se mantiene, irá por la reelección; en lo provincial, la centralidad del gobernador Carlos Verna como conductor del peronismo y garante para sostener al PJ en el poder en 2019.
El fin de una era. Del sueño de "Cristina eterna" y el "vamos por todo" ya no queda nada. El nivel de descomposición del kirchnerismo impacta y prueba que el poder nunca es para siempre. Por Luis Novaresio